¿Sabía
que el agua es el medicamento por excelencia?
Pues aunque mucha gente lo ignora
sus posibilidades terapéuticas son inmensas. Y no nos referimos ya al consumo
corriente de aguas minerales naturales, a su uso en balneoterapia o a las
propiedades del agua de mar, tanto ingerida como en baños terapéuticos. Sus
posibilidades curativas van mucho más allá. Porque el agua se puede activar,
energetizar, dinamizar, indumizar, oxigenar, ozonizar, mesmerizar, cromatizar,
solarizar, sonorizar, ionizar, imantar, polarizar, magnetizar... Todo un mundo
de increíbles posibilidades terapéuticas que apenas se conoce.
"La
deshidratación crónica es la raíz de la mayor parte de las enfermedades
degenerativas del cuerpo humano y la tragedia más grande de la historia de la
Medicina es que los médicos no hayan entendido (y sigan sin entender) la
diversidad de señales que emite un cuerpo cuando, simplemente, reclama
agua". De esta forma tan contundente se expresa el médico de origen iraní
Feydoon Batmanghelidj en su libro Su cuerpo reclama agua llorando a gritos.
Para él, el más importante descubrimiento médico que ha hecho el hombre es
haberse dado cuenta de que el agua es la mejor medicina natural para gran
número de las llamadas enfermedades. Basta para entenderlo constatar que todas
las funciones del organismo dependen del flujo de agua en el cuerpo. Hasta el
punto de que lo que para muchos médicos es un "cuerpo enfermo" para
Batmanghelidj no es, en muchas ocasiones, sino un "cuerpo sediento"
al que se puede devolver la salud dándole simplemente la cantidad de agua
adecuada.
LA MEDICINA MÁS BARATA
El
agua de buena calidad biológica (de preferencia magnetizada)
es la forma más barata de medicina preventiva que se conoce. Así lo demuestran
no sólo los buenos resultados que se obtienen cuando se utiliza como remedio
terapéutico sino también la constatación de que su escasez produce (con el
tiempo) un buen número de las enfermedades que conocemos. De hecho, según la
Organización Mundial de la Salud cada día mueren más de 300.000 personas en
todo el mundo a causa de enfermedades hídricas y en los países en vías de
desarrollo el 80% de las enfermedades que asolan a la población se deben a la
carencia o a la contaminación del agua.
Dicho
con rotundidad y claramente: cada vez son más los expertos que aseguran que
bastaría con beber una cantidad suficiente de agua al día para evitar la
aparición de muchas enfermedades, incluidas las degenerativas. El agua nos
mantiene sanos. Eso sí, no confunda agua con líquido. El cuerpo humano necesita
un mínimo de 2 litros de agua al día y el alcohol, el té, el café o las bebidas
refrescantes son líquidos... pero no agua. Por tanto, se trata de beber al
menos dos litros de agua, líquidos aparte.
IGNORANCIA MÉDICA
Batmanghelidj
explica que algo en apariencia tan simple como ignorar los múltiples papeles
químicos que desempeña el agua en el cuerpo humano y desconocer que la
deshidratación puede provocar la pérdida de algunas funciones orgánicas es el
error más esencial cometido por muchos colegas. Un error que además ha desviado
el foco de atención de la investigación en medicina y ha impedido que los
profesionales de la salud aconsejen a sus pacientes medidas preventivas y curas
fisiológicas simples incluso para enfermedades graves. De ahí que -junto a un
grupo cada vez más numeroso de médicos, científicos e investigadores- postule
una nueva "verdad científica", un paradigma simple pero real y poco
entendido: que el agua es imprescindible para regular todas las funciones del
cuerpo y, por tanto, para que funcione correctamente es fundamental que llegue
siempre en cantidad suficiente y en el momento necesario a todo el organismo,
especialmente a los órganos vitales (cerebro, corazón, pulmones, hígado,
páncreas y riñones).
Por
eso, cuando no es así, el cuerpo pone en marcha una serie de sofisticados
indicadores para "hacernos saber" que la necesitamos. Uno de ellos es
provocar la sensación de sed; lo que sucede es que muchas veces no reconocemos
esa petición y otras no la atendemos o la saciamos con una bebida refrescante.
De hecho, el último indicador, el más evidente y el único que solemos
"reconocer" es la boca seca. Esta señal es el último signo externo de
una deshidratación extrema sólo que no siempre es útil porque se ha comprobado
que el cuerpo puede sufrir deshidratación aun cuando la boca esté húmeda.
Por
tanto, ya que a veces nos es difícil entender los mensajes de nuestro cuerpo
cuando nos pide agua (no café, ni té, ni ninguna bebida gaseosa) lo suyo es
prestar atención consciente a la cantidad que ingerimos. A fin de cuentas, la
deshidratación prolongada por no atender las señales que emite el cuerpo puede
causar graves daños. Y lo malo es que esa falta de agua es tratada por la
mayoría de los médicos atendiendo a los síntomas que provoca con lo que, en
función de los mismos, etiquetan al paciente como enfermo de una patología u
otra y le tratan con los fármacos recomendados en tales casos. Es decir, existe
una ignorancia médica básica que confunde muy a menudo una simple
deshidratación con varias patologías. Error de base que es la principal causa
del alto costo actual del sistema sanitario así como de la cronicidad de muchas
dolencias que podrían curarse de forma sencilla y rápida con agua. "Los
médicos -denuncia Batmanghelidj- han aprendido a acallar las diferentes señales
de la escasez de agua en el cuerpo con productos químicos, algo muy perjudicial
para las células del cuerpo. Por ejemplo, el agua es el mejor diurético natural
pero mis colegas siguen recetando diuréticos. Están pues tratando de forma
negligente a sus pacientes porque los medicamentos pueden dañar los riñones y,
en último extremo, el corazón. Recomendando agua en dosis controladas y
suficientes conseguirían lo mismo de forma más barata y sin efectos
secundarios".
Batmanghelidj
asegura, en suma, que buena parte de las enfermedades hoy diagnosticadas no son
en realidad tales sino síntomas de un cuerpo deshidratado que, sencillamente,
"tiene sed y pide agua".
AGUA Y SÓLO AGUA
Asimismo
remarca que la creencia de que el té, el café, el alcohol o las bebidas
refrescantes son sustitutivos válidos del agua constituye un error elemental
que puede tener graves consecuencias. Porque es verdad que tales bebidas
contienen agua pero también lo es que suelen llevar agentes deshidratantes que
no sólo la eliminan una vez ingerida sino que además acaban con el agua de las
reservas del cuerpo por su fuerte acción diurética.
Es
más, el uso constante de estas bebidas -que en la mayoría de los casos
contienen sustancias excitantes- priva al cuerpo de su plena capacidad para
formar energía hidroeléctrica. Por ejemplo, el exceso de cafeína puede
disminuir la capacidad de atención y contribuir a la aparición del síndrome de
fatiga crónica así como a un cansancio adicional del músculo del corazón por
mor de la excesiva estimulación que provoca. Asimismo, los estimulantes naturales
del café -y otro tanto ocurre con el té- sobreexcitan el sistema nervioso
central.
Por
tanto, es importante prestar tanta atención a la cantidad y calidad de lo que
se come como a la cantidad y calidad de lo que se bebe. A este respecto, el
doctor Batmanghelidj afirma que igual que tenemos "dolor de hambre"
tenemos también "dolor de sed"; y en este caso el agua es la única
sustancia efectiva para aportar alivio. En esas situaciones lo que quiere el
cuerpo, lo que necesita, lo que pide, es agua y sólo agua.
AGUAS TERAPÉUTICAS
La
importancia del agua para la vida la conoce el hombre desde sus primeros pasos
como especie. Por eso siempre se ha preocupado de tenerla a su alcance. Y
también desde tiempos inmemoriales entendió que podían tratarse con agua
multitud de dolencias. Es más, nuestros antepasados sabían incluso algo que
sólo recientemente ha constatado la ciencia: que el agua es capaz de almacenar
cualquier información que la impregne por sutil que ésta sea. Una sorprendente
capacidad que ha llevado a científicos como Peter Gross a hablar de la
"memoria del agua"
Pues
bien, precisamente esta facultad del agua para almacenar información es la que
ha permitido al hombre intervenir en su estructura molecular con todo tipo de
energías (sonora, luminosa, eléctrica, etc.) y obtener "aguas
tratadas" que utilizar como remedio terapéutico o coadyuvante de eficacia
contrastada en el tratamiento de diversas dolencias.
Las
posibilidades terapéuticas posibles con agua son numerosas. Felicísimo Ramos,
catedrático y doctor en Ciencias Químicas y Ciencias Físicas, recoge algunas en
su libro El agua magnetizada (Mandala, 1994). A ellas añadimos otras
posibilidades que completan un panorama realmente sorprendente. Porque hoy
sabemos que el agua se puede:
Activar.
Se llama así a la obtenida por Piccardi al poner el agua ordinaria en contacto
con una ampolla de vidrio que contiene mercurio y gas neón a presión reducida.
El agua así tratada sirve para desincrustar los depósitos calcáreos.
-Cromatizar.
Se consigue irradiando el agua con luz a distintas frecuencias y colores.
-Dializar.
Se obtiene exponiendo el agua a una energía débil que logra aumentar en sus
moléculas la distancia de los átomos de hidrógeno respecto de los del hidrógeno
y disminuye el ángulo de colocación espacial de los mimos. Esa fuerza es
ejercida por los pequeños campos electrostáticos que generan un grupo de
cristales de cloruro de sodio y cloruro de litio. Tales cristales -debidamente
tratados- son introducidos en unas ampollas de vidrio que a su vez se sumergen
durante unas horas en el recipiente donde está el agua -por ejemplo, un vaso-
dando lugar así por resonancia al agua dialítica. Se trata pues de un
"agua con átomos descolocados" capaz de disgregar y "alisar"
cálculos (renales, biliares, etc.) merced a lo cual se puede lograr la
expulsión de las piedras sin apenas dolor. Asimismo, aumenta la solubilidad de
las sales minerales que circulan por la sangre y la orina -especialmente las
cálcicas- evitando que precipiten y constituyan nuevos cálculos o incrementen
el grosor de los existentes (el lector puede ampliar la información sobre el
agua dialítica leyendo el reportaje que publicamos sobre ella en el nº 44).
-Dinamizar.
El agua dinamizada -que tiene propiedades terapéuticas- se obtiene según el
método que creó Marcel Violet mediante un condensador cuya tensión se armoniza
con la energía del paciente. Se conoce igualmente con este nombre al proceso
que consiste en agitar enérgicamente los preparados homeopáticos una vez diluidos
a fin de potenciar sus propiedades curativas.
-Energetizar
o pranizar: Se llama agua energetizada o pranizada a la que resulta tras
verterla 8 veces seguidas de un recipiente a otro desde una altura de medio
metro.
-Indumizar.
Se trata de un proceso creado por Ludwig en 1984 en virtud del cual se somete
el agua a la acción de los plasmones de los elementos-traza esenciales
contenidos en el hierro y proyectados por la corriente eléctrica de un
electroimán.
-Irradiar
cósmicamente. Es el agua que se obtiene por su exposición a las energías
cósmicas durante la noche. Basta colocar un vaso de agua corriente de noche al
sereno tras haberle añadido una pizca de bicarbonato y dejar que se cargue de
la radiación cósmica natural. Con este método se obtiene un agua terapéutica
con la que se consiguen notables mejorías en numerosos enfermos, especialmente
aquellos con afecciones renales y dermatológicas.
-Magnetizar.
Es el resultado de someter el agua a la acción de un campo magnético de imanes
permanentes que cambie sus propiedades físicas. Según sean las condiciones de
magnetización puede obtenerse agua imantada, agua ionizada, agua polarizada o
agua magnética. Esta última es la de mayor capacidad curativa; de hecho, se han
obteniendo excelentes resultados en el tratamiento de numerosas patologías.
-Mesmerizar.
Se llamada agua mesmerizada a la que se carga con energía vital al hacer sobre
ella una imposición de manos, atendiendo a los postulados de Messmer sobre el
magnetismo animal.
-Oxigenar.
El agua oxigenada contiene dos átomos de hidrógeno y otros dos de oxígeno (en
lugar de una como el agua corriente) y se utiliza básicamente como antiséptico
general. En medicina se aplica principalmente para la limpieza y desinfección
de heridas cutáneas. También con esta agua se esterilizan objetos, se eliminan
manchas, se modifican almidones, colas y proteínas y se controla la producción
de moho y población bacteriana en los alimentos.
-Ozonizar.
El ozono es un gas que se genera a partir del oxígeno cuando se le aplica una descarga
de alto voltaje. Merced a ella, parte del oxígeno (O2) se transforma en ozono
(O3). Después ese gas -el ozono- se disuelve en agua obteniéndose así un agua
ozonizada que adquiere diversas propiedades terapéuticas dependiendo de la
proporción de ozono. Hoy día el ozono se utiliza en medicina para el
tratamiento de:
-Todo
tipo de infecciones virales, bacterianas o micóticas, tanto agudas como
crónicas. El agua ozonizada se usa corrientemente ya, por ejemplo, en
infecciones dentales. Asimismo, el ozono se utiliza para purificar el agua
-eliminando el color, olor y sabor desagradables si los tiene- y desinfectarla
de bacterias patógenas, virus y otros microorganismos no sensibles a la acción
del cloro.
-Todas
las enfermedades que cursan con hipoxia, es decir, con falta de oxígeno en los
tejidos: el Alzheimer, la esclerosis múltiple, las enfermedades
cardiovasculares, la arteriosclerosis y sus complicaciones, la gangrena, las
úlceras y las venas varicosas.
-Otras
enfermedades como hernias discales, artritis, diabetes, cáncer, sida,
Parkinson, alergias, asma, abscesos, acné, fístula anal, cirrosis hepática,
herpes, tromboflebitis, etc.
-Solarizar.
El agua solarizada es simplemente agua que se deja durante varias horas
expuesta a la radiación solar.
-Sonorizar.
Se llama sonorizar a la exposición o estimulación del agua con sonidos (por
ejemplo, con música).
LAS
AGUAS MAGNETIZADAS
Aunque
hemos hablado ya brevemente de la posibilidad de magnetizar el agua debemos
ampliar la información ofrecida para aclarar al lector las diferencias entre
agua imantada, agua ionizada, agua polarizada y agua magnética propiamente
dicha. Y lo hacemos basándonos en la obra del ya mencionado Felicísimo Ramos,
especialista español de reconocido prestigio.
-Se
llama agua imantada a aquella que es sometida a la influencia del campo
magnético de un imán durante cierto tiempo. Por ejemplo, colocando simplemente
un imán grande debajo de una vaso con agua. El agua así imantada tiene
propiedades desincrustantes y atenúa el sabor a cloro del agua tratada con él.
Asimismo, previene y ayuda a disolver pequeños cálculos renales y biliares
además de fortalecer el sistema inmune.
-Se
denomina agua ionizada a aquella cuya conductividad aumenta tras ser sometida a
la acción de un campo eléctrico o magnético débiles que actúan sobre las sales
de electrolitos disueltas en la misma. Además de las propiedades del agua
imantada, la ionizada estabiliza el potencial de la bomba sodio-potasio,
previene la tensión alta, reduce la viscosidad de la sangre, la fluidifica y
ayuda a "desatascar" los vasos sanguíneos.
-El
agua polarizada es aquella en la que el campo magnético tiene la potencia
suficiente como para provocar un giro en las moléculas dipolares del agua.
Además de las propiedades terapéuticas de las otras aguas magnetizadas, la
polarizada favorece el crecimiento de las células vivas, incrementa el número
de los hematíes fortaleciéndolos y mejora el apetito y el dinamismo del
metabolismo humano; todo ello sin provocar reacciones negativas en el organismo.
-Finalmente,
el agua magnética es la que resulta de ser sometida a la acción de un campo
magnético intenso en determinadas condiciones adquiriendo merced a ello unas
propiedades físicas específicas diferentes. Además de tener las propiedades
terapéuticas de los otros tres tipos de aguas magnetizadas, la magnética
normaliza los índices de colesterol y urea en la sangre, es efectiva en el
tratamiento de las diabetes, permeabiliza las membranas celulares, es eficaz
cuando se sufre de náuseas, flatulencia, hinchazón de vientre y estreñimiento,
mejora los problemas de celulitis y obesidad, aumenta el peritaltismo
intestinal, acelera el proceso digestivo, protege contra las úlceras del
estrés, suaviza la piel y aumenta el brillo del pelo. Asimismo, protege del deterioro
de las células de la pared interior de las arterias troncales -y, por tanto,
previene la arteriosclerosis-, protege la piel de las radiaciones y previene la
dermatitis y el acné. Tiene igualmente un acentuado efecto diurético
EL
AGUA DE MAR
Cabe
añadir que antes que Batmanghelidj, Ramos o Gross hubo muchas otras personas
que hablaron de la trascendencia del agua para la vida. Es el caso del francés
René Quinton (ver el reportaje publicado en el nº 30 de la revista), quien a
finales del siglo XIX lo fundamentaba en el hecho de que todo lo que está vivo
en el planeta -desde la savia de las plantas a los torrentes sanguíneos de
todas las especies- procede y está constituido de ella. Y más concretamente,
del agua de mar. Por eso estudiarla a fondo se convirtió en su obsesión. Y por
eso llegó a demostrar que podían curarse numerosas enfermedades con agua de
mar. Bañándose en ella, ingiriéndola en pequeñas dosis e, incluso, sustituyendo
el plasma sanguíneo humano por agua marina debidamente tratada.
Hoy
el agua de mar purificada extraída de grandes profundidades -bautizada como
Plasma de Quinton en honor suyo por el descubrimiento- ayuda a curar o mejorar
los síntomas de patologías tan dispares como las afecciones de la piel
-incluida la psoriasis-, la desnutrición, el asma, los problemas de próstata,
la artritis, la osteoporosis, la bronquitis, la gingivitis, los problemas
gastrointestinales, el desequilibrio de los sistemas nervioso central e inmune,
la obesidad, el cansancio crónico, la sinusitis, la anorexia y el estrés, entre
otras dolencias. En España sólo está autorizado hoy su uso como complemento
dietético a pesar de que durante décadas se han constatado sus propiedades
terapéuticas. Hasta en casos de cáncer y sida.
"EL
ORO AZUL"
Llegados
a este punto no puede extrañarnos que muchos consideren al agua como "el
oro azul" o que 2.500 años antes de Cristo Tales de Mileto la definiera
como "el principio de todo lo que existe". Es más, el ganador del
Premio Nobel de Medicina en 1912, el doctor Alexis Carrol, relaciona agua e
inmortalidad cuando dice: "La célula es inmortal. Es realmente el fluido
en el que flota, básicamente agua, lo que degenera. Renovando este fluido a
intervalos proporcionaríamos a las células lo que necesitan para su
alimentación y, hasta donde nosotros conocemos, el pulso de la vida continuaría
para siempre".
Tras
leer tan sugerente reflexión no estaría de más empezar a plantearse sustituir
alguna taza de café, té o el recurrente refresco de cola que tomamos
cotidianamente por un sencillo pero fantástico vaso de agua. Sobre todo ahora
que con la cercanía del rigor estival el organismo nos la reclamará más a
menudo. Haga caso a su cuerpo y beba agua de calidad. Lo notará.
¿Cuándo
beber agua?
Según
los expertos, los mejores momentos para beber agua son tres: nada más
levantarse de la cama por las mañanas (uno o dos vasos de agua de 200 ml.),
media hora antes de la comida y de la cena (un vaso) y dos horas y media
después de las mismas (otro vaso de 200 ml). Asimismo, se recomienda tomar
entre dos y tres vasos más a lo largo del día. Tal es la cantidad mínima que
necesita el organismo cada día. Recuerde que la deshidratación es el principal
factor estresante de toda materia viva.
¿Cómo
saber si está deshidratado?
Así
ocurre siempre que la boca se le seque. Fíjese además en el color de su orina;
normalmente, ha de ser incolora o ligeramente amarilla. Si empieza a volverse
oscura su cuerpo se está deshidratando. El color oscuro significa que los
riñones están trabajando con muy poca agua y la orina está saturada de
desechos.
Eficacia
terapéutica del agua magnética
El
doctor Felicísimo Ramos afirma en su obra El agua magnetizada (Ed. Mandala) que
el agua magnética es eficaz en el tratamiento de abscesos, acidez, acné, afta,
alergias, amenorrea, anorexia, artritis, asma, bocio, bronquitis, calambres,
cálculo biliar, cálculo renal, cáncer, caspa, cataratas, catarro, ciática,
cólicos, colitis, conjuntivitis, convulsiones, debilidad muscular, diabetes,
diarrea, dificultades urinarias, dificultades de corazón, disentería,
dismenorrea, dispepsia, disuria, diviesos, dolor (de cabeza, espalda, muelas,
rodillas, etc.), eczemas, encías, enuresis, escaldaduras, espondilitis,
espondilosis, estreñimiento, fiebre, fístula, fisura, flatulencia, fracturas,
golpes, gonorrea, gota, hemorroides, hepatitis, heridas, hernia, herpes,
hidrocele, hipertensión, inflamaciones, insomnio, ictericia, leucoderma,
leucorrea, lumbago, malaria, migraña, nefritis, nerviosismo, neumonía,
neuralgia, neuritis, obesidad, palpitaciones, paperas, parálisis, pérdida de
memoria, picaduras, piorrea, polio, pólipos, presión arterial alta, problemas
de vista, prostatitis, psoriasis, quemaduras, raquitismo, reumatismo, rubeola,
sarampión, sífilis, sinusitis, tifus, tiña, torceduras, tracoma, trastornos
biliares, tuberculosis, tumores de mama, tumores de útero, úlcera, urticaria,
varicela, vegetaciones, vértigo, vómitos, etcétera. Además, mejora la
circulación, rebaja el índice de colesterol y potencia el sistema inmune. Casi
nada...
La
"memoria del agua"
|
Sometida a diferentes generos musicales |
Cuando
bebemos agua de un manantial o de un pozo ingerimos agua pura, viva, que en ese
estado natural presenta una estructura estable y ordenada compuesta por dos
moléculas de hidrógeno y una de oxígeno. Pero además de esa estructura
molecular tan simple,cada vez más científicos afirman que el agua pura posee
una especie de archivo de datos, una memoria que le permite almacenar las
informaciones y energías -obtenidas en forma de vibraciones moleculares- que ha
absorbido de las sustancias con las que ha estado en contacto. Según estos
expertos -entre ellos Peter Gross-, el agua posee una especie de memoria que le
permite almacenar informaciones, tanto nocivas como terapéuticas, y
transmitirlas a otros organismos biológicos -incluidos los seres humanos- en
forma de frecuencias electromagnéticas.
El
agua y el dolor crónico
Los
dolores crónicos del cuerpo que no se deban a una lesión o a una infección
deben ser interpretados como señales de una reducción crónica de agua en la
zona donde se localiza el mal. Así lo afirma al menos el doctor Batmanghelidj
según el cual esos dolores crónicos incluyen el dolor dispépsico (gastritis,
duodenitis, úlcera péptica...), el artrítico reumatoide, el de angina, el
lumbar, el de las piernas al andar, la migraña y los dolores de cabeza, la
resaca y la colitis. Y agrega que estas dolencias pueden tratarse con la simple
ingesta diaria de al menos dos litros y medio de agua.
El
agua magnética
Como
el lector probablemente ya sabe el agua realiza en el organismo -entre otras-
dos misiones fundamentales: transporta los elementos nutritivos y drena los
desechos orgánicos; para lo cual necesita disolver las sustancias y luego
arrastrarlas. Pues bien, cada una de esas misiones se mejora -según el doctor
Felicísimo Ramos- si el agua es magnética ya que ésta es diurética, ligera,
asimilable, mineralizada y no tiene el inconveniente de formar microcristales
nefastos para el organismo; además, por su acción los conductos excretores se
dilatan ampliamente y dejan pasar los desechos movilizados. Es decir, el agua
magnética drena el organismo y regula todos los sistemas del cuerpo:
circulatorio, nervioso, locomotor, digestivo, respiratorio, excretor, reproductor
y endocrino. Asimismo, favorece las funciones vitales en varios aspectos
importantes:
-Colabora
eficazmente en el proceso digestivo evitando los trastornos causados por el
insuficiente poder solvente del agua común. Al disolver mejor el agua magnética
las sales de los alimentos se asimilan mejor los nutrientes y se evitan el
estreñimiento y la diarrea.
-Contribuye
a expulsar eficazmente los gases que provocan la hinchazón del abdomen.
-Penetra
más profundamente en la piel y tarda más en secarse con lo que la piel queda
húmeda y suave más tiempo. Y al limpiar los poros en profundidad hace que
cualquier crema que empleemos sea mejor absorbida potenciando su acción
protectora.
-Aumenta
la solubilidad de las sales. Por eso suministrándola regularmente a quienes
tienen cálculos en el riñón y en la vesícula consigue -en un gran porcentaje-
eliminar cálculos renales y biliares y se reduce la posibilidad de producir
más.
-Los
diabéticos que consumen agua magnética consiguen que se eleven notablemente las
funciones pancreáticas con la posibilidad de disminuir la medicación.
-Regula
la circulación sanguínea al disminuir la viscosidad de la sangre.
-Elimina
la fatiga y ayuda a conservar el buen estado de salud.
-Puede
usarse para la sequedad y el dolor de ojos, los eczemas y para la limpieza de
la boca en los casos de halitosis y de úlceras en las mucosas.
-Tiene
acción bactericida que se pone de manifiesto en la cicatrización de pequeñas
heridas y arañazos cutáneos. Hasta aquí algunas de las propiedades descritas
por el Dr. Ramos. Sólo que además de los enunciados, el médico francés Louis
Donnet destaca otros efectos terapéuticos. Según asevera, el agua magnética:
-Regula
de forma progresiva y duradera la presión arterial, actúa sobre el tono y la
elasticidad de los pulmones y el estómago y tiene un efecto beneficioso sobre
las variaciones en el sistema hormonal.
-Logra
que los índices de colesterol y de urea vuelvan con frecuencia a sus valores
normales.
-Ayuda
a hacer desaparecer la celulitis, fluidifica la sangre, mejora la circulación y
conserva la elasticidad de los vasos sanguíneos. Así, previene la trombosis y
la tensión sanguínea elevada.
-Aumenta
los movimientos peristálticos del intestino por el efecto que el agua magnética
produce sobre la bilis. Los efectos terapéuticos son notables en problemas
digestivos como náuseas, vómitos, hinchazón de vientre, flatulencia,
estreñimiento, etc.
-Vuelve
blanda e indolora la región vesicular. En las heces se detecta la evacuación de
pequeños cálculos biliares y en 2 o 3 meses desaparecen en su mayor parte los
cálculos úricos.
-Mejora
la piel haciéndola más suave. Ablanda y elimina las durezas y mejora las
dermatosis. Las uñas y cabellos mejoran de aspecto y de brillo.